Con la participación de más de 100 delegados se realizó en la sede central de la Corriente del Pueblo de San Salvador, el Plenario del Movimiento Campesino de Jujuy, en el mismo estuvieron representantes de las localidades de Rodero, Humahuaca, Ocumazo, Arroyo Colorado, Santa Clara, Aguas Calientes, Perico, el Carmen, Pampa Blanca y Monterrico.
Con objetivos y propuestas discutidos durante meses en los encuentros realizados previamente en las distintas localidades, los compañeros y compañeras fueron definiendo los temas del Plenario Campesino que se realizó este 25 de Mayo, donde se trazaron los principales ejes para la construcción y organización del movimiento campesino en la provincia de Jujuy, donde la lucha por la tierra y la soberanía alimentaria han sido las principales definiciones tomadas por la organización.
La concentración de la tierra, un problema que solo puede resolver la organización de los campesinos pobres:
Se calcula que en la Argentina el 80 % de las tierras cultivadas está en manos del 20 % más rico, mientras que el 80 % de la población agraria debe conformarse con el 20 % restante para su agricultura familiar. Desde estas consideraciones afirmamos que la tierra en nuestro país esta injustamente distribuida, manteniendo esta estructura a toda la población de pequeños productores agrícolas víctimas de la especulación de los dueños de dicha tierra.
En Jujuy, Ledesma (Blaquier) tiene en sus manos 157.556 hectáreas, el Ingenio La Esperanza (Roggio) tiene 64.219 hectáreas, el Ingenio Río Grande- La Mendieta tiene 26.563 hectáreas, la Familia Bracamonte tiene 24.544 hectáreas, la Forestal del Norte tiene 24.500 hectáreas. Es decir que en nuestra provincia solo unas cinco empresas/familias poseen el 40% de las tierras.
Por otro lado la concentración de la tierra es solo el principio de los males que aquejan a los más pobres en el campo, pues el monocultivo y los agronegocios también son enfermedades terminales para la subsistencia de la pequeña agricultura campesina.
El problema entonces es el acceso a la tierra concentrada, pero también lo es el avance del monocultivo ya que quienes se consideran dueños de la tierra prefieren arrendarla o venderla a los sojeros, cañeros o tabacaleros pues por cada hectárea pagan más que cualquiera de nosotr@s produciendo hortalizas. Y es de esa manera como avanza este modelo agroexportador basado en el monocultivo y en la depredación de la tierra, acabando sistemáticamente con la diversidad, las economías regionales y de subsistencia y en síntesis con los pequeños productores, campesinos pobres, sin tierra que ofrecen su mano de obra en las fincas donde cada vez se gana menos porque el avance tecnológico intenta remplazar a parte de la mano de obra.
Es por eso que el eje de la lucha por la tierra es para nuestra organización una gran pelea estratégica, por la subsistencia del sector de campesinos desplazados por este modelo, y por el cuestionamiento sobre la propiedad de la tierra, sosteniendo desde la movilización que debe garantizarse la tierra para quienes la trabajan, es decir para todas las familias campesinas pobres que crían a sus hijos e hijas en tierras arrendadas.
En su gran mayoría nuestro movimiento lo integran campesinos sin tierra, arrendatarios y peones rurales (los cuales no son ni siquiera dueños de lo que producen). Es por eso que el reclamo histórico que levantamos es el de “tierra para quienes la trabajan”, exigiendo también a los gobiernos provincial y nacional la ayuda que necesitamos para producirla.
Con respecto a este punto nuestro Plenario Campesino ha fijado como prioritarias las siguientes reivindicaciones:
• Acceso a la tierra y para ello expropiación de tierras ociosas que no cumplan con un fin social.
• Subsidio a la pequeña producción agrícola
• Maquinaria para la producción
• No a los desalojos
• Ley de arriendos
La soberanía alimentaria:
Las políticas neoliberales han destruido la soberanía alimentaria, priorizando el comercio internacional, y no la alimentación de los pueblos. No han contribuido en absoluto en la erradicación del hambre en el mundo, al contrario, han incrementado la dependencia de los pueblos de las importaciones agrícolas, y han reforzado la industrialización de la agricultura, peligrando así el patrimonio genético, cultural y medioambiental del planeta, así como nuestra salud. Han empujado a centenas de millones de campesinos y campesinas a abandonar sus prácticas agrícolas tradicionales, al éxodo rural o a la emigración.
En ese sentido es que sostenemos e impulsamos la soberanía alimentaria como el derecho de nuestros pueblos y comunidades, de nuestro estado a definir la política agraria y alimentaria, sin importaciones a bajos precios frente a otros países. Entendemos la soberanía alimentaria como el derecho de los campesinos y campesinas a producir alimentos y el derecho de la ciudadanía a poder decidir lo que quiere consumir, como y quien se lo produce.
Es por eso que priorizamos la producción agrícola local para alimentar a la población, el acceso de las familias campesinas pobres a la tierra, al agua, a las semillas y al crédito. De ahí la necesidad de reformas agrarias, de la lucha contra los Organismos Genéticamente modificados para el libre acceso a las semillas, y de mantener el agua en su calidad de bien público garantizando que se reparta de una forma sostenible.
Es imprescindible que avancemos en objetivos concretos para acercarnos a este tipo de soberanía, teniendo en cuenta que debemos avanzar en “una producción alimentaria, su distribución y consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica del pueblo” para lo que exigimos:
• Prioridad de la producción local, regional frente a la exportación.
• Protección contra las importaciones a precios demasiado bajos.
• Ayudas públicas y subsidios a los campesinos, como así también créditos con mínimo interés.
• Acceso al mercado interno.
• Garantizar el derecho a la alimentación de la población.
• Defensa de la tierra, garantizando la preservación del medio ambiente.
Para ello la unidad, sosteniendo como imprescindibles las alianzas con diversos sectores de la población, desempeñando desde nuestra organización un papel motor en el desarrollo de redes que agrupen movimientos sociales, medioambientales, organizaciones no gubernamentales, consumidores.
Entendemos que estas redes amplían nuestras propuestas y estrategias fundamentales para enfrentar las políticas que benefician al monocultivo y a los agronegocios, desarrollando políticas solidarias que nos permitan impulsar y sostener iniciativas y acciones locales, nacionales como la ocupación de tierras, iniciativas de producción campesina sostenible, la defensa de las semillas locales.
La organización:
Las políticas implementadas por el gran capital financiero transnacional, respaldadas por un gran poderío militar y mediático, y cuyo centro hegemónico son los Estados Unidos, agudizan vertiginosamente la miseria y la exclusión social, mientras las riquezas se concentran en cada vez menos manos.
Como consecuencia no sólo tenemos a diversos sectores económicamente afectados, sino también a todos los discriminados y oprimidos por el sistema: mujeres, jóvenes, niños, ancianos, indígenas, negros, etcétera.
Este modelo de civilización empobrece a la gran mayoría de la población de nuestros países, los empobrece desde el punto de vista socioeconómico y desde el punto de vista de su subjetividad.
Sin olvidar que la acción política de nuestra organización en términos estratégicos se ajusta a las formas en que el capitalismo institucionaliza su proyecto de dominación en el continente y nuestro país en particular; esta lucha es hoy una realidad más allá de nuestras propias narices, y se desparrama por todas las geografías y pueblos del mundo sobre las que el pensamiento único de la sociedad moderna ha difundido su racionalidad criminal.
Esta situación general nos obliga a dar una profunda batalla cultural en todos los ámbitos en los que desarrollamos el movimiento campesino. En lo que respecta a la construcción de nuestro poder territorial debemos disputar en profundidad cada comunidad, en cada localidad, achicando distancia al trabajo montado por los partidos tradicionales, hoy también reciclados en “organizaciones sociales”, trabajo que debemos estudiar y analizar en profundidad.
Para nosotros la política es el ejercicio de servir y no de servirse, y desde ese principio organizamos pueblo; en nuestra forma de decir y hacer la política ganamos las calles, las plazas y las rutas de nuestro país, tomamos edificios públicos, ocupamos las tierras, nos movilizamos ejerciendo el legítimo derecho a luchar contra el flagelo de la pobreza y el destierro, no para eternizarla con políticas asistencialistas, sino para terminar con ella y alcanzar nuestro principal objetivo, una sociedad sin explotación ni dominación de ningún tipo.
En la búsqueda de ese objetivo es que nos hemos propuesto también en este Plenario Campesino avanzar en lo comunicacional, lo sanitario, lo educativo, la seguridad y la defensa, el desarrollo social, para la resolución de demandas y propuestas desde la autogestión, participación y movilización popular, impulsando en cada localidad y comunidad que se realicen las asambleas periódicamente, las mesas de coordinaciones campesinas locales y regionales, como así también el fortalecimiento de la mesa campesina de coordinación provincial a la que se integraran referentes de las nuevas localidades y profesionales que conformen nuestros equipos técnicos.
MOVIMIENTO CAMPESINO DE JUJUY.