Declaración de la OLA y organizaciones sociales.
El pueblo Q’om tiene sus
territorios ancestrales en las provincias de Formosa, Chaco y Salta, regiones
de la Argentina
en donde la vida se disipa en esquemas feudales que se sostienen con la
anuencia de los sucesivos gobiernos nacionales, que se han muestran incapaces
de dar vuelta una realidad que a ojos vista se cobra año tras año numerosas
víctimas.
La aparición y distribución
desde los entornos del poder político de drogas como el paco, las violaciones a
niñas indígenas en dependencias policiales, el turismo sexual sostenido por la
trata y la explotación infantil; los asesinatos, la represión selectiva, el
armado de causas y las detenciones ilegales son parte de las aberraciones
cotidianas que intentan cercar al pueblo Q’om.
Devolución de las tierras
usurpadas y reconocimiento por parte del estado de derechos elementales de las
comunidades indígenas, como formas de organización propia, estructura
organizacional, autoridades ancestrales y sistemas jurídicos propios, son parte
de las muchas demandas que siguen sin resolverse.
La irrupción en los últimos
años de la comunidad Potae Napocna Navogoh, como la coherencia y valentía de su
qarashe (representante) Félix Díaz sosteniendo que “la lucha por la tierra es
la lucha por la vida”, ha alarmado a quienes desde hace décadas en Formosa se
han sentido dueños de la tierra y de la vida.
La ocupación y expulsión de
sus tierras ancestrales es también el control territorial, es por todos
conocido que la droga ingresada desde la frontera con el Paraguay, es
distribuida desde la provincia a toda la región, siendo las comunidades
indígenas, al igual que las barriadas populares en los grandes centros urbanos,
gradualmente inducidas en el circuito de una economía criminal que sostenida
desde la política tradicional, la justicia y fuerzas policiales desintegra la
vida social y comunal, anulando a su vez cualquier modelo civilizatorio que
vaya a contramano del consumismo, los vicios y el hedonismo promovido por
occidente.
Así como el avance de la
megaminería, el sostenimiento del mono cultivo y los agrotóxicos, la
explotación impuesta a sangre y fuego de "desarrollo y progreso"
continuará, con la depredación de la naturaleza, con el saqueo, con las
guerras, promoviendo la destrucción y devastación de nuestra tierra, así
también el narcotráfico y la trata, caras de una misma moneda, continuarán
generando muerte y destrucción en los sectores populares, quienes por otra
parte son los únicos con potencialidad y necesidad de enfrentar estos flagelos,
ya que son los hijos y las hijas del pueblo humilde las principales víctimas de
la descomposición y degradación social que sufrimos.
Es en ese contexto donde la
lucha y resistencia Q’om nos interpela como sociedad, ya que desde la más
absoluta pobreza, sufriendo persecuciones y asesinatos, e incluso ignorados por
buena parte de los excluidos de los “beneficios” de la modernidad, se han
levantado, en defensa de la tierra, contra los principales flagelos que
atraviesan nuestras vidas.
Los asesinatos de los hermanos
Q’om Roberto y Mario López por las fuerzas de seguridad del Gobierno de Gildo
Insfran, hace más de dos años y ningún detenido, el incendio y tiroteo de
viviendas de la comunidad, la detención y el robo de sus pertenencias a la que
son sometidos diariamente nuestros hermanos y hermanas, las agresiones
continuas contra Félix Díaz y su familia, los ataques sufridos por patotas y
grupos mercenarios, los asesinatos de Celestina Jara y su nieta Natalia Lila
Coyipe de 11 meses ocurridos recientemente tras ser embestidas por el vehículo
de un gendarme, son algunos de los hechos que a esta altura justificarían
ampliamente la intervención de la provincia.
Los aprietes que las
hermanas y los hermanos Q’om sufren no solo en Formosa, sino también en Salta y
Chaco, muestran el carácter racista de sus ejecutores, feudos provinciales que
organizan grupos parapoliciales para atacar sistemáticamente a miembros de esta
comunidad.
A la solidaridad sostenida
por organizaciones culturales, políticas, sociales y de Derechos Humanos que
vemos en las demandas de la comunidad Q’om Potae Napocna Navogoh los más
elementales derechos que el Estado debe garantizar sin medias tintas a los
pueblos originarios, creemos deben sumarse el conjunto de los sectores
populares que nos sentimos interpelados por la significación que cobran las
luchas indigenistas en nuestro continente, expresada también esta cosmovisión y
propuesta civilizatoria en la espiritualidad, lucha y resistencia Q’om.
¡SOMOS Q’OM!
-Por la defensa de los
pueblos indígenas sobre sus tierras y territorios. Por la demanda a los Estados
de la regularización con certeza jurídica de esas tierras en favor de las
comunidades y pueblos indígenas.
-Por el reconocimiento por
parte de los Estados, de derechos elementales de los pueblos indígenas, como
formas de organización propia, estructura organizacional, autoridades
ancestrales y sistemas jurídicos propios de los pueblos.
OLA-Organización para la Liberación Argentina
Corriente del Pueblo
Jóvenes al Frente
Instituto Taki Onqoy
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