Nuestro país, al igual que
casi todo nuestro continente Latinoamericano: la patria grande, se ve hoy más
que nunca signado por un amplio dominio económico y político por parte de las empresas
multinacionales. El deterioro de las condiciones de empleo de los trabajadores,
el saqueo ininterrumpido de nuestros recursos naturales fundamentales, la
contaminación y destrucción de nuestra tierra, la crisis habitacional, la
monopolización de la información y otros problemas que aquejan a nuestro pueblo
no son, ni deben ser, ajenos a los artistas de cuyas entrañas emergen.
En este marco, los artistas padecemos día a día las garras del capitalismo animal en el que vivimos: condiciones irrisorias de trabajo, cierre sistemático de espacios culturales autónomos, deterioro de los establecimientos educativos artísticos, músicos que pagan por tocar, pintores sin espacios donde exponer, actores, bailarines, poetas, escultores, fotógrafos, todos con problemas para poder expresarse por fuera de los cánones que establece el mercado del entretenimiento.
A partir de todo esto nuestro colectivo decide intervenir en la realidad con tres ejes fundamentales:
1) Nuestro arte debe servir como herramienta de denuncia constante de las injusticias y dolencias sufridas por nuestro pueblo trabajador. Poner nuestro arte y acción al servicio de transformar nuestra sociedad y de la lucha contra las multinacionales y sus garantes políticos deben ser imprescindibles. Nuestro arte debe contemplar a cada oprimido, a cada hermano latinoamericano que esté sufriendo las injusticias de este sistema inhumano y, sin titubeos, hacernos carne de sus penares rompiendo decididamente con el arte de mercado y sus condicionamientos frívolos de vaciamiento cultural. Esto no implica una expresión arbitrariamente panfletaria, sino que es importante afinar nuestra percepción y sensibilidad más allá de nuestras narices.
2) La lucha incondicional por nuestros derechos como artistas debe ser nuestra bandera inclaudicable. Desarrollar nuestro espacio de manera independiente de las instituciones del estado en función de generar una alternativa para aquellos artistas que no están dispuestos a vender sus ideas al mejor postor, desarrollando distintos espacios y herramientas, al mismo tiempo en que intervenimos en la lucha de amplios sectores por las condiciones de empleo de los artistas y sus derechos a expresarse libremente.
3) Nuestra agrupación debe apuntar a construir un movimiento artístico capaz de doblegar al arte de mercado, estableciéndose como un elemento histórico trascendental en el largo camino de la transformación de nuestra sociedad hacia un sistema de igualdad entre los hombres y mujeres de nuestro pueblo. Para ello, es de suma importancia el debate fraternal y sin tapujos y el intercambio artístico de todos nuestros compañeros en la búsqueda de una producción artística organizada que encienda una llama rebelde y que rompa con lo preestablecido, con el individualismo y la mezquindad a la que nos arrastran los mercaderes del arte. Solo así podremos acercarnos a un arte libre.
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