CUATRO MILLONES DE PIBES
Por docentes de Moreno
El conflicto no se resume a lo salarial. Aunque se terminen arreglando los números, y se concrete un magro aumento, las necesidades de la escuela seguirán estando abandonadas. La escuela pública se mantiene por el esfuerzo de docentes y padres, sin resultar un mayor gasto para el Estado.
El sistema termina utilizándonos, llegando al punto de carcomer nuestro cariño a esta vocación que hemos elegido pese a las “advertencias” previas.
Más allá de entender la intencionalidad manifiesta de enfrentar a las familias entre sí, y a estas con los docentes, ayer, en una escuela, realizamos una asamblea numerosa, en la cual, si bien se expusieron disidencias, fue en un clima de sumo respeto, adhesión a nuestra decisión, y mucho compromiso por parte de todos.
Debatimos no solo la cuestión salarial, que de por sí es importante. tratamos las condiciones reales de nuestra escuela, la calidad educativa de nuestros niños, y las posibilidades que tenemos como ciudadanos de lograr un cambio real.
¿De qué sirve un 30,9% o 35% de aumento si los nuestros comen en mesas defecadas por pájaros que se nos meten en el comedor? Por otro lado, ese aumento va a terminar invertido por nosotros, nuevamente, en el lugar del que surge originariamente: el Estado. Porque va a volver a la escuela, en sillas, mesas o libros, que saldrán de nuestros bolsillos. De esa realidad, de la que se tendría que ocupar el Estado, no habla…
Anoche, escuché a Nora de Lucía decir que los profesores cobraban hasta $44.000… ese tipo de atropellos es soloroso, pero sabemos dónde redimir ese dolor: con la gente. La misma que nos dice: “seños, lo que hagan está bien...estamos con ustedes...cuídense”
Por docentes de Moreno
El conflicto no se resume a lo salarial. Aunque se terminen arreglando los números, y se concrete un magro aumento, las necesidades de la escuela seguirán estando abandonadas. La escuela pública se mantiene por el esfuerzo de docentes y padres, sin resultar un mayor gasto para el Estado.
El sistema termina utilizándonos, llegando al punto de carcomer nuestro cariño a esta vocación que hemos elegido pese a las “advertencias” previas.
Más allá de entender la intencionalidad manifiesta de enfrentar a las familias entre sí, y a estas con los docentes, ayer, en una escuela, realizamos una asamblea numerosa, en la cual, si bien se expusieron disidencias, fue en un clima de sumo respeto, adhesión a nuestra decisión, y mucho compromiso por parte de todos.
Debatimos no solo la cuestión salarial, que de por sí es importante. tratamos las condiciones reales de nuestra escuela, la calidad educativa de nuestros niños, y las posibilidades que tenemos como ciudadanos de lograr un cambio real.
¿De qué sirve un 30,9% o 35% de aumento si los nuestros comen en mesas defecadas por pájaros que se nos meten en el comedor? Por otro lado, ese aumento va a terminar invertido por nosotros, nuevamente, en el lugar del que surge originariamente: el Estado. Porque va a volver a la escuela, en sillas, mesas o libros, que saldrán de nuestros bolsillos. De esa realidad, de la que se tendría que ocupar el Estado, no habla…
Anoche, escuché a Nora de Lucía decir que los profesores cobraban hasta $44.000… ese tipo de atropellos es soloroso, pero sabemos dónde redimir ese dolor: con la gente. La misma que nos dice: “seños, lo que hagan está bien...estamos con ustedes...cuídense”
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