Figuran en las biografías de las revolucionarias y
revolucionarios numerosas características que se empalman en fechas notables,
procesos apasionados y destinos disimiles. Hay hombres y mujeres que no admiten
la muerte ni con su desaparición física y persisten al tiempo y a los difíciles
tránsitos dando concejos que no perecen a pesar de las ausencias.
Hubo un compañero, un hermano y un amigo que sin saberlo
construyó un pedazo de nuestra historia. Sin dudas, los revolucionarios suelen
alojar semillas en la tierra posible sin saber con precisión de los tiempos de
germinación ni de la extensión de sus raíces o de sus esperanzadores brotes.
Rubén Batallés fue un persistente sembrador de organización revolucionaria y
rebeldías continuas.
La primera referencia a su persona que resuena en nuestra
historia fue a principios de 1969, en los primeros comandos del naciente
Partido Revolucionario de los Trabajadores: junto a Santucho y a otros hermanos
protagonizaba una expropiación récord para la época del Banco de Escobar. En la
retirada seria detenido, permaneciendo en condición de prisionero hasta los
días del Devotazo en 1973. En libertad se reintegraría a lo que ya era el
PRT-ERP aportando a la guerra revolucionaria desde la logística y la
propaganda. En 1974 volvería a ser capturado por el ejército, logrando recién
la libertad en la etapa final de la dictadura genocida y el reacomodamiento de
las clases dominantes con la democracia parlamentaria.
Son muchas las tareas, responsabilidades y proyectos que
gestó Rubén Batallés en los 80 y 90. Pero creo firmemente que muchos de sus
sueños se grabaron definitivamente en la refundación del nuevo Partido
Revolucionario de los Trabajadores-PRT Santucho en tiempos de la rebelión
popular, después de duras frustraciones en los 80 con el apoderamiento del
Partido por parte de una burocracia seudo perretista y la liquidación del ERP.
El “Pelado” o “Cura”, como le decíamos, en las décadas posteriores a la derrota
estratégica jugaría un rol fundamental para recuperar gran parte de la
construcción política e ideológica demonizada hasta el hartazgo por las clases
dominantes, con la complicidad de los sectores residuales y revisionistas, como
él mismo los denominaba. No es excesivo sostener que mientras algunos
personajes moldeaban la historia a sus propios temores y derroteros, Rubén
Batallés se aferraba a las banderas caídas y persistía en su reinstalación en
la vida política nacional.
Hablar del “Pelado” es sin dudas emocionante para quienes
tuvimos el privilegio de estar cerca y aprender de su humilde grandeza: su
temple de acero, su amor revolucionario, su decisión ante cada adversidad y la
persistencia para lograr lo que para otros tantos era imposible. ¡Pero si para
Rubén no había imposibles!
El 14 de diciembre de 2004 fallecía dejando una huella
imborrable en nuestros corazones y mentes. Es, sin dudas, parte de nuestra
historia y de esta OLA naciente, rebelde e intransigente, que reúne a un puñado
de hombres y mujeres libres que con la acción patriótica y revolucionaria
sabrán honrar su memoria.
¡GLORIA ETERNA A RUBEN BATALLES!
¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA!
*Integrante del Secretariado Nacional de la Organización
para la Liberación Argentina-OLA
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