viernes, 9 de octubre de 2015

Entrevista de la Revista Lautaro y el instituto Taki Onqoy a Ali Rida Eric Peralta, Secretario General de la Organización Lautaro de Argentina



“Nuestro punto de partida es la propia fuerza y la convicción de nuestras intenciones”


Con relación a las bases político-ideológicas  que sostiene la OLA,  ¿cómo definiría a la organización Lautaro, desde que paradigmas se alimenta?

Nuestra organización busca ser ideológicamente sólida en los principios y la vida de nuestros hermanos y hermanas, que deben luchar día a día para resistir e ir despegándose de a poco de las desviaciones del mundo actual, tratando erigirse en ejemplos de vida y de valores para los demás, tanto en cuanto a sus relaciones familiares, sociales y afectivas, como en la vida pública, política y social.
La construcción de nuestra fuerza se impulsa en una sociedad atravesada por la descomposición, por lo tanto convivimos cotidianamente con todo aquello que queremos cambiar, y la pureza de nuestros fines y doctrinas no necesariamente están reflejadas en lo que somos individualmente. De allí que lo importante es que la organización, como elemento superior a cada uno de nosotros, nos vaya ayudando a ser mejores personas y fieles revolucionarios, convencidos de que la lucha que damos necesariamente debe afectar la transformación de nuestro propio entorno, de nosotros mismos, buscamos generar, con la ayuda de Dios, una cantera de cuadros revolucionarios integrales, técnica y espiritualmente preparados.
Hecha esa salvedad de principio, podemos afirmar que nuestra lectura de la actual crisis capitalista y el proceso general de decadencia y descomposición orgánica de la sociedad moderna y la consecuente elección de “occidente”, es decir, su conformación civilizatoria, cultural, como blanco estratégico en el terreno político; nos exige la construcción de una respuesta integral al desafío planteado.
No debe distraernos que la acción política de la OLA en términos estratégicos se circunscribe formal y materialmente a la “jurisdicción” del movimiento nacional-popular latinoamericano, primariamente argentino, y a las formas en que occidente institucionaliza su proyecto de dominación en el continente y nuestro país en particular; esta lucha es hoy una realidad más allá de nuestras propias narices, y se desparrama por todas las geografías y pueblos del mundo sobre las que el pensamiento único de la sociedad moderna ha difundido su racionalidad criminal.
Es inútil a esta altura del partido, desconocer la existencia de un “choque de civilizaciones”, que para nosotros consiste en la confrontación de occidente contra el resto de la humanidad, que se niega saludablemente a verse reducida miserablemente al papel de sostén, como convidada de piedra, del “estilo de vida” de una raquítica y enfermiza minoría de la población mundial.
El fracaso de Occidente en garantizarse su propia autosustentabilidad en relación fructífera con el resto de las civilizaciones y culturas, lo ha llevado a esta etapa superior, en la que amenaza extorsivamente a todos los pueblos del mundo y a la existencia de la humanidad misma, con la combinación de una especie de mutación cancerígena cultural y el genocidio abierto.
A disposición de este plan utiliza las herramientas que le brinda su actual hegemonía económica, política y militar, de la cual surgen proyectos de una irracionalidad fascista manifiesta, convirtiendo al mundo entero en su “espacio vital”, apartheid planetario que impulsa el frente global de las oligarquías.
Como consecuencia de esta voluntad, y ante la extensión y peligrosidad del enemigo, nuestra lucha está  indisolublemente ligada al destino de todos los pueblos del mundo, y es deber estratégico por lo tanto, construir lazos de amistad, integración y asistencia mutua con todos los pueblos y naciones que resisten al imperialismo, en especial con aquellos que llevan en sus entrañas propuestas culturales y civilizatorias independientes y propositivas fundamentales para la convivencia armónica y la construcción de una humanidad feliz, autoconsciente, solidaria, libre y plena.
La diversidad de tradiciones, culturas y civilizaciones existentes, con sus riquezas y aportes, son innumerables, conformando en su conjunto un verdadero tesoro para la humanidad, del cual occidente puede tan solo reclamar como propia una ínfima parte.
Muchas de ellas han sido truncadas trágicamente en su desarrollo por la pretensión criminal occidental de supremacía, otras, han sobrevivido con duras luchas y se han desenvuelto de manera independiente. Algunas, profundamente arraigadas en la vida, el corazón y la razón de los pueblos, y tras largos y duros períodos de resistencia, han sobrevivido gracias a métodos de ocultamiento, aparentando superficialmente la aceptación de pautas culturales impuestas y extrañas, sosteniendo en la intimidad de sus comunidades resistencias culturales, torrentes civilizatorios y espirituales.
En términos políticos concretos, en la actualidad, existen para nosotros dos experiencias insustituibles a tener en cuenta, la revolución islámica y la revolución india en el continente.
Ambas resultan en procesos populares, de resistencia y revolución, opuestas por el vértice a los modelos de sociedad de consumo en todas sus variantes ofrecidos por el occidente senil. Son objetivamente, es decir, más allá de consideraciones de valoración individuales, los puntos de inflexión en el profundo terreno de la cultura en la lucha contra el imperialismo en nuestros días; y a su vez, tienen la capacidad de irradiar y contagiar a través de su ejemplo, nuevas búsquedas de construcción y reconstrucción de identidades culturales nacionales y sociales, así como en la revaloración de la dimensión espiritual de la naturaleza humana.
Al caracterizarse por la búsqueda abierta, responsable y respetuosa del conocimiento en el marco del diálogo de culturas, estas propuestas civilizatorias están en condiciones ciertas de promover y acompañar los procesos de resurgimiento e integración, libres y soberanos de los pueblos.


Y cuáles son las formas organizativas que impulsan estas raíces ideológicas? Son un partido político, un movimiento, como desarrollan sus cosmovisiones y paradigmas en los territorios?

En primer lugar, las cosmovisiones y paradigmas no son nuestros, no estamos inventando nada nuevo, buceamos en tradiciones ancestrales, en una espiritualidad que ha generado dinámicas comunitaristas con respuestas en todos los órdenes; es desde ese convencimiento,  y desde un cumulo de experiencias en nuestro continente, con el aprendizaje de las expresiones de la resistencia previas y posteriores a la constitución de los estados nacionales, las resistencias indianistas a la invasión del continente desde las metrópolis europeas, las guerras por la independencia libradas por nuestros patriotas para expulsar esta injerencia en el continente y plasmar la independencia (por cierto inconclusa, y de espaldas a nuestros hermanos y hermanas originarias), expresada esa lucha en la “jurisdicción” nacional con el enfrentamiento de los gauchos federales a la naciente oligarquía agroexportadora (responsable de la usurpación de territorios ancestrales desde los planes de exterminio desarrollados por la élite terrateniente enquistada en el estado), el surgimiento de los movimientos nacionales, la organizaciones revolucionarias en la década del 60 y 70, la resistencia al neoliberalismo durante los 90; en definitiva es también desde los aciertos y limites expresados durante la larga marcha hacia la liberación, que nosotros bregamos en la construcción de una fuerza que recupere la mística militante desde un proyecto político-ideológico, y por supuesto desde las formas orgánicas y de estructuras que consideramos necesarias para abordar al menos las tareas tácticas del momento y de cara a las perspectivas estratégicas.
Por lo pronto les puedo decir que nuestra proyecto se impulsa desde la fuerza política-cultural propiamente dicha, y por otra parte las construcciones sociales, sindicales y juveniles con nuestros frentes de masas, sin mayores diferencias en cuanto a las luchas reivindicativas de lo que moviliza al resto de las fuerzas, pero si encaminadas nuestras construcciones a instalar en los territorios lo que llamamos “tensiones constituyentes”, experiencias que buscan ser expresión del poder indianista, núcleos del socialismo comunitarista que buscamos recuperar en pueblos y comunidades, esta estrategia implica por supuesto la movilización y la lucha por el control de los recursos naturales, energéticos y alimentarios, incluidos el aire y el agua, allí donde nos organizamos.
Hace algunos años abordamos la discusión en base a un presupuesto teórico desde la noción –con la cual nos identificamos- según la cual el movimiento espontáneo del pueblo (y la inercia asamblearia de gran parte de sus organizaciones) no superaría por sí mismo los límites reivindicativos, por lo cual la concepción y aptitud para la batalla cultural y revolucionaria debía provenir de los elementos más conscientes (aunque no exclusivamente), organizados en ámbitos específicos nacionales, provinciales y regionales. Pero como esta noción,  si se quiere de revaloración de la conducción política, de “estado mayor”,  fue vilipendiada por buena parte del activo militante de las últimas décadas, legitimada por el personalismo de su dirigencia, y arrojada al costado, asumirla nos condena a un aislamiento relativo que se transformaría en absoluto sin una lucha constante en todos los sentidos, sobre todo en las propias filas.

Por esa autodeterminación que ustedes buscan constituir donde se organizan y las formas y la decisión con que desarrollan la lucha, algunos sectores políticos tradicionales los han cuestionado por no respetar las instituciones y la democracia.

Hace años, algunos de nosotros siendo muy jóvenes, nos movilizamos al grito de "que se vayan todos, que no quede ni uno solo", desde la OLA hemos heredado y asumido como voluntad política el mismo planteo, y más aún, no queremos modelos políticos heredados de las potencias que ocuparon el continente hace más de 500 años, modelos que hoy también alimentan la colonización cultural, la democracia está en boca de un montón de políticos que no dudaron en golpear los cuarteles cada vez que quisieron garantizar la defensa de la oligarquía nativa, la democracia es el modelo político del que se valen los corruptos para intentar legitimar con el voto sus negociados, sus alianzas espurias. Nos impusieron una forma de organización de la vida y la comunidad que llaman democracia, que en nuestro continente se ha plasmado con vigencia como modelo político desde hace apenas unas cuantas décadas, manteniendo una herencia más de las muchas que nos ha dejado la colonización cultural. Pero aquí hubo formas organizativas ancestrales, tradicionales formas de realización de las formas de vida en toda su dimensión, desde el equilibrio sostenido por las comunidades; si hay un modelo político al que prestamos atención y por el luchamos buscando su realización, ese es el socialismo comunitarista, una construcción que está sujeta a una revisión constante y que no se materializara desde nuestra llegada al gobierno, sino que desde ahora debe ir impulsándose con el renovado esfuerzo de cada hermano y hermana que se suma, desde cada pueblo y comunidad que no se dispone a dejar en manos del estado liberal lo que debemos resolver por nuestras propias manos.
Por otra parte, lo que digan o intenten deslegitimar con la judicialización y la represión nos tiene sin cuidado, las formas de lucha adoptadas por los revolucionarios, por los independentistas, han sido siempre cuestionadas por los mismos sectores que nunca vieron con buenos ojos el tránsito de la política por fuera de los cánones de la democracia liberal o los golpes de estado acordados en los cuarteles. Los partidos políticos tradicionales, son expresión del legalismo apátrida, tolerantes de las intervenciones imperialistas y sus socios nativos, pero dispuestos y prestos siempre a emitir juicios contra la obra de la liberación por la que se sacrifican los pueblos y sus conducciones.

Cómo se plasma en lo cotidiano ese poder del pueblo que se busca constituir desde la Organización Lautaro?

Como todo proyecto revolucionario, nuestro punto de partida es el apoyo en nuestras propias fuerzas y la convicción de la justeza de nuestras intenciones, sin organización que convoque a la rebelión contra los opresores nativos y del extranjero difícilmente se pueda plasmar un modelo justo, no habrá proceso constituyente y revolucionario de otra nación desde las meras propuestas de un programa huero.
Las dinámicas de construcción, el desarrollo y sostenimiento de las experiencias de poder propio en reciprocidad y complementariedad, con expresiones comunitaristas que sostengan en lo cotidiano la batalla cultural como estrategia revolucionaria, un puñado de hombres y mujeres que hagan de la organización y su autogobierno el espacio fundacional de un nuevo modelo civilizatorio.
Con mucho esfuerzo vamos convocándonos, con la razón y el corazón dispuestos, impulsando un proyecto de poder real, no sin dificultades por supuesto, pero convencidos que por allí transitamos en la generación de espacios de territorialidad propios, reales en cuanto a la resolución de demandas que tanto el estado como la sociedad en general no contemplan, y que entendemos solo pueden ser abordadas desde la solides ideológica y las herramientas políticas-sociales idóneas, una expresión popular  que se erija con autoridad desde lo que genera, entendiendo que desde cada “laboratorio social” que generamos vamos impulsando aspectos fundamentales de nuestra estrategia hacia la verdadera liberación, aspectos no meramente políticos o económicos,  y que necesitamos ir abordando desde ahora en cada sector de nuestro pueblo receptivo a nuestras propuestas y que va dando pasos en organizarse con nosotros.


Ustedes son críticos de la modernidad y su directa influencia en la organización de la vida.

La modernidad, sus significantes, y si se quiere su formulación política y económica más extendida, el capitalismo, con su organización de la vida, sus instituciones, su materialismo manifiesto, ha hecho del mundo un lugar inhabitable, al punto que todo las corrientes científicas, filosóficas y espirituales advierten sobre el pronto colapso que se avecina en el planeta; el consumismo, los vicios, la superchería colonizante en desplazamiento de la espiritualidad, buscan arrasar con las principales resistencias culturales, arrasar de una vez y para siempre con nuestro tradicional y ancestral modo de vida, contrario a esa maquinaria destructiva que es occidente, con sus planes de exterminio y saqueo sobre nuestros pueblos, implementado el genocidio cultural con voracidad, gobierno tras gobierno, reproduciendo también desde los estados circuitos de la economía criminal que dan promoción y participación a los sectores más descompuestos de la sociedad.

¿Cuál es el diagnóstico que la OLA  hace sobre nuestra región en lo que se refiere precisamente al avance de la criminalidad, y desde donde se expresan las principales resistencias a este flagelo extendido, como usted sostiene, por la élites internacionales?

Los carteles del narcotráfico y las redes de trata, se desarrollan y extienden a pasos acelerados, esto es parte de lo que la élite internacional quiere para nuestros pueblos. Hay que saber que la economía mundial se mueve en primer lugar por el narcotráfico, la trata de personas y el tráfico de armas, a ojos vista, estos son los crímenes que generan las fundamentales divisas que dan funcionalidad a su vez a la llamada "comunidad internacional", ONU, OTAN y organismos por el estilo, participan directa e indirectamente de todo esto. Pero estas mafias son posibles por la naturalización e indiferencia que existe en amplios sectores de la población, que no terminan de involucrarse en la resolución del problema, de hecho siguen depositando expectativas en los responsables locales de este flagelo, fuerzas de seguridad y partidos políticos tradicionales. Sin embargo, hay reservas morales que genera la reacción de los pueblos, muestras de solidaridad y compromiso extremo, la organización y justicia de las comunidades en respuesta a las mafias que buscan ocupar nuestros territorios, la autogestión y autodeterminación frente al narco-estado-policial, y diversas formas de intervención espontáneas que solo con la organización del pueblo desde sólidos valores pueden tener continuidad y hacer un verdadero frente de lucha contra los circuitos de la economía criminal, que afecta sobre todo a los sectores populares, a los sectores más humildes, a los más vulnerables.
Necesitamos una fuerza ideológicamente sólida para darle real batalla a estos sectores organizados del crimen. En el mismo sentido debemos observar lo que sucede más allá de nuestras propias narices, la llamada "comunidad internacional", representa su papel, generando sus movimientos de injerencia e invasión con precisión, y en nombre de los "derechos humanos" y la "ayuda humanitaria" ataca y bombardea pueblos y naciones, los intervienen con fuerzas impostadas, mercenarios y sicarios entrenados y financiados por sus agencias de inteligencia. Por eso también es tan importante observar el ejemplo que da al mundo la resistencia islámica en Oriente Medio y Asia, la verdadera, la de Irán, el Hezbolah libanes, las fuerzas patrióticas sirias, el Ansarola yemení, y por supuesto nuestra Palestina, la de la Resistencia, y no me refiero tan solo a la Resistencia armada, militar, que por cierto es clara, necesaria y muy sólida, sino por sobre todo a una tradición que choca de lleno con la modernidad y el materialismo decadente al que nos arrastran las principales potencias, sin dudas que allí, en esa espiritualidad del sacrificio, en los hijos de Hussein, el mártir de Karbalá, hay una esperanza para la humanidad frente al apartheid planetario al que nos quieren llevar las potencias occidentales. Como también está latente esa esperanza en la potencialidad espiritual y cultural de nuestros pueblos indios del continente de Abya Yala, sus formas organizativas y de justicia comunitaria, su cultura ancestral, son un claro ejemplo del que aprendemos todos los días.


En este contexto qué importancia tienen la lucha reivindicativa y la lucha en defensa del territorio y el patrimonio nacional?

Es de fundamental importancia la articulación entre la lucha cotidiana por mejorar las condiciones de vida con la lucha política, orientando cada esfuerzo que se realiza en dar una perspectiva de liberación para nuestro pueblo,  desde las experiencias de lucha y organización que se van plasmando en cada lugar debemos genera dinámicas constituyentes con fuerte arraigo territorial, dando la luchas sectoriales y reivindicativas que se nos presenten pero desde un proyecto integrador que nos convoque a dar una lucha de liberación, plasmando un proyecto de poder propio.
En ese sentido la autodeterminación y la defensa de los territorios son elementos sustanciales, ya que hoy nos encontramos frente a fuerzas de ocupación arrasando nuestros bienes comunes, saqueando nuestros recursos naturales, forzando el desplazamiento de pueblos y comunidades, privándolos del autosostenimiento y la soberanía alimentaria, como así también de sus vivencias culturales, organizacionales y espirituales, desde la connivencia de los tres poderes del estado con las multinacionales y trasnacionales, que sostienen su expansión sobre nuestros territorios apoyados por las fuerzas narco-sociales amparadas desde los gobiernos.
Ante esta agresión planificada por la élite global y la oligarquías nativa, debemos lograr sostener articulaciones entre los más diversos sectores, pero claro está, se hace cada vez más evidente que la lucha que damos hay que extenderla con mayor decisión y combatividad, porque mientras nos movilizamos, gestionamos y denunciamos, el modelo extractivista continua avanzando con voracidad manifiesta.

Hace un tiempo, pocos meses después de ser fundada la Lautaro, ustedes participaron en la provincia de Jujuy de las elecciones con un muy buen resultado, ¿qué ha sucedido para que no vuelvan a presentar una opción electoral que agrupe a distintos sectores, incluso nacionalmente, como lo intentaron aquella vez?

Por un lado hemos optado por la construcción de fuerza propia, poniendo nuestros esfuerzos fundamentalmente en la extensión de nuestra política desde las herramientas sociales e institucionales que venimos impulsando, atendiendo también a la construcción y desarrollo de la Organización para la Liberación Argentina a nivel nacional, objetivo que podríamos haber sostenido también desde un armado electoral, pero por distintos motivos finalmente decidimos relegar nuestra participación en las elecciones.


El problema de este lado con algunos sectores del campo popular, es que se siga pensando que la izquierda por el solo hecho de ser “la izquierda”, sea revolucionaria o siquiera algo mejorcito, estas son algunas de las muchas cosas que se hacen mal; para nosotros no es la unidad de la izquierda lo que se necesita, ni tampoco sostenemos que el problema de las sociedades actuales sea meramente político o económico, lo que hay que arreglar no se podrá resolver desde el materialismo filosófico o práctico que promueven las corrientes liberales y la izquierda; necesitamos la unidad de los revolucionarios más consecuentes, y por otra parte hacerlo desde una revalorización del pensamiento de Nuestra América Profunda, desde nuestras raíces indias y atendiendo fundamentalmente al influjo de sabidurías perennes y al Pensamiento Tradicional, necesitamos parar una fuerza revolucionaria y espiritual que nos interpele como sociedad, nosotros decimos que hay que concebir a “la organización como espacio fundacional de un nuevo modelo civilizatorio”, en esto necesariamente hay que darle su lugar a lo Trascendental, aquello que el Pensamiento Tradicional da el nombre de Verdad Primordial . El mundo actual, y nuestro accionar político y cultural en esta región del continente no puede distraerse de esto, esta desgarrado por las nefastas consecuencias que ha generado la perversión y descomposición general del modelo civilizatorio del occidente moderno, y hacia allí hay que apuntar con nuestro accionar. 
Por otra parte, en nuestro país esa izquierda es una veleta, algunos funcionan como aliados de los sectores más reaccionarios de lo que ha sido el kirchnerismo, expresando su bendición a las mafias narco-sociales que se han montado, como se ha logrado efectivamente en la provincia de Jujuy, o acompañando el "vedettismo" propio de las "progresias" locales obnubiladas por la Europa moderna y liberal, esas democracias de mercado que tanto defienden los "revolucionarios locales", sin embargo esa izquierda sin empacho a nivel nacional ha llamado lisa y llanamente a que EEUU invadiera Venezuela, sosteniendo críticas al gobierno de Maduro en sintonía con los planes de Washington, o desconociendo en sus análisis la gran obra del Comandante Chávez, o los procesos populares con sus contradicciones y retrocesos del Estado Plurinacional de Bolivia y la Revolución Ciudadana de Ecuador, el nicaragüense con Ortega o el rol dignísimo de la Cuba Revolucionaria. No, nuestra fuerza no es parte de esas construcciones y es absolutamente crítica del rol de la izquierda en Argentina, sobre todo la izquierda trotskista, con la que no compartimos proyecto de ningún tipo. Nuestras políticas de construcción y unidad responden a una perspectiva estratégica que está vinculada a un ideario que es por sobre todas las cosas indianista y patriótico, rescata las experiencias del nacionalismo revolucionario, es decir bregamos por una construcción desde nuestras propias raíces.


Cuando ustedes proponen convocar a las fuerzas más consecuentes, ¿a que propuesta las convocan específicamente en esta etapa?

Sosteniendo un programa de acciones que busca la organización y el protagonismo de los mejores hombres y mujeres de nuestra patria, los campesinos y productores pobres, los trabajadores de las ciudades, los jóvenes que asumen con audacia su lugar en la historia, los profesionales y estudiantes comprometidos con su pueblo, las comunidades que afirman su cultura y la defienden. Para ello buscamos conmocionar la realidad nacional reconfigurando el mapa político junto a las fuerzas más consecuentes, expresión que buscamos sintetizar impulsando desde las fuerzas del pueblo organizado un cambio de fondo mediante la convocatoria a un proceso constituyente revolucionario bajo una constante movilización popular y ciudadana, algunos de los puntos más destacados de esta propuesta se resumen en los ejes que hemos expresado ya hace algún tiempo en nuestro llamamiento “La definitiva independencia será creación de los revolucionarios y el pueblo”, desde donde buscamos el encuentro de objetivos comunes fundamentales con las fuerzas más consecuentes de nuestra patria.
Por la importancia que adquiere la posibilidad de este rumbo para el futuro del país y en la perspectiva estratégica de las fuerzas del pueblo y sus organizaciones, es que proponemos como los ejes más importantes sobre los que debiera girar el proceso constituyente y revolucionario: la Nacionalización de los Recursos Naturales, la Soberanía alimentaria, la Reforma Política y profundización de la participación ciudadana, la Seguridad, el Reparto de ganancias y la libertad sindical, la Economía Social, el Restablecimiento pleno de los derechos sociales y ancestrales, el Narcotráfico y tráfico de personas abordándolos como elementos modernos de desintegración y corrupción social, nacional e institucional, la Defensa Nacional, una Posición Internacional Soberana e Integracionista.
Es decir que proponemos sin medias tintas desandar el neoliberalismo y sus terribles consecuencias sobre la base de un proyecto de país diametralmente enfrentado al desarrollo y el progreso que promueve el capitalismo, un proyecto estratégico de largo plazo cuyas bases deben surgir de experiencias ancestrales como las del suma qamaña, el küme mongen, revitalizadas en la organización y lucha indígenas actuales, y hacia la invención del socialismo comunitarista  del siglo XXI, que solo será posible con el protagonismo y la movilización de nuestros pueblos enfrentando al imperialismo y sus socios nativos.

En las construcciones sociales ustedes impulsan mecanismos de revisión sobre el trabajo que realizan, eso hemos visto en las barriadas populares desde la Corriente del Pueblo y el movimiento juvenil.

Hemos tenido indistintamente experiencias, algunas más desarrolladas que otras, pero lo cierto es que en los últimos 3 años desde lo que llamamos “la aplicación de las 3R”, como mecanismos metodológicos de crítica y autocrítica, hemos achicado, ordenado, crecido, vuelto a achicar, y reorientado una y otra vez nuestras fuerzas sociales a que se encaminen a impulsar una expresión real de poder popular y no meramente un órgano para darle masividad a las movilizaciones; sin dudas la Revisión, la Rectificación y el Reimpulso se orientan a un crecimiento cualitativo por encima de cualquier otra premisa, con nuestras Áreas de la Corriente del Pueblo, desde las funciones de gobierno que sostienen en los barrios, buscamos que sean una muestra de hacia dónde vamos con la Organización Lautaro, allí donde nos organizamos buscamos gobernar y autogobernarnos, lo mismo intentamos impulsar desde las experiencias juveniles barriales, y con campesinos y productores en las localidades donde vamos organizándonos; mecanismos metodológicos de crítica y autocrítica que aún están lejos de tener la funcionalidad que se busca, pero sin dudas vamos encaminados en que así sea.


Mirando lo que pasa en nuestras sociedades podemos afirmar que el planeta está al borde de un colapso. Como analiza la Organización Lautaro las causas que nos han llevado hasta aquí y que opciones ve para el futuro de la humanidad y la sobrevivencia del resto de las formas de vida?

En términos históricos podemos afirmar que la humanidad atraviesa una dura y compleja crisis civilizatoria evidenciada por el fracaso del intento de imposición de lo que entendemos se expresa desde el proyecto-mundo de occidente, hoy encabezado agresivamente por el eje militarista sionista-americano, sostenido ideológicamente por Europa y políticamente por las elites de las potencias emergentes, regionales o de segundo orden.
La matriz cultural materialista, consumista y hedonista, expresada al extremo por el capitalismo salvaje y desarrollista, ha puesto a nuestros pueblos al borde del abismo arriesgando incluso la supervivencia de la especie con la destrucción irracional del planeta, nuestro medio ambiente.
La insustentabilidad manifiesta de este modelo de relación entre los hombres, y de estos con la naturaleza, es harto evidente para los mismos agentes del actual orden internacional, que a través de naciones unidas y organismos por el estilo, alertan sobre una serie de crisis encadenadas y simultaneas que ponen en peligro a la especie.
Crisis es la palabra que define un probable final de época: crisis económica, financiera, política, social, inmigratoria, demográfica, alimentaría, energética, ambiental, sanitaria, etc.
En este marco de descomposición, las potencias arrogantes se encierran ciegamente en sus propios intereses y van delineando un nuevo programa de reformas agresivas que den cuenta de una realidad escandalosa: como el sistema no puede integrar a todos, la forma de salvarlo consiste en “achicar” el mundo, descartando a miles de millones de personas del juego del “progreso” y la supervivencia.
Tal estrategia implica la lucha por el control de los recursos naturales, energéticos y alimentarios, incluidos el aire y el agua, que justifican agresiones aberrantes a los pueblos en nombre del interés humanitario y el equilibrio internacional.
Las guerras del petróleo y el gas, más la presión sobre las comoditties alimentarias y los avances diplomáticos para la internacionalización del amazonas y las reservas de agua dulce entre otras, junto a la promoción de la barbarie y el genocidio planificado como formas de control social sobre los pobres y oprimidos del mundo, marcan el rumbo de una agenda compartida por los países centrales.
La realidad aberrante de que el narcotráfico, el tráfico de armas y la trata de personas, incluyendo la explotación sexual de niños y niñas, sean los pilares más redituables del comercio internacional del mundo “civilizado”, demuestra el escenario de perversión, decadencia y depravación que caracteriza al actual estado de cosas.
Un frente global de las oligarquías se alza contra los pueblos bajo intereses verdaderamente siniestros sustentados en una cultura civilizatoria que por bárbara e irracional, es profundamente inhumana.
Sin embargo, no está claro que la maldad gane la partida puesto que la crisis y la opción del holocausto, lleva a los pueblos a buscar caminos que ofrecen evitarlo, recuperando la capacidad soberana de construir la esperanza de un futuro de paz, armonía y justicia.
De allí el renovado impulso y protagonismo de alternativas civilizatorias a una matriz occidental que ha fracasado en resolver los problemas que ella misma genero a lo largo y ancho del planeta.
Referimos esta responsabilidad y posibilidad principalmente a la potencia política estratégica de los ejes socioculturales representados por las cosmovisiones indigenistas en nuestro continente e islámica en el mundo, que por su capacidad de disrupción sobre las matrices culturales que determinan las actuales pautas de socialización, producción, distribución y consumo que ponen al planeta y al ser humano al borde del colapso, pueden ser fuentes iniciáticas del gradual viraje hacia una reconfiguración completa y sana de la relación entre el hombre y la naturaleza, la integración responsable de las relaciones sociales y nacionales, así como la construcción de una nueva matriz del progreso, paz y felicidad para nuestros pueblos.
No obstante aún existe una fuerte reticencia en gran parte de las elites intelectuales y dirigenciales de nuestros pueblos -el nuestro en particular-, que formadas en las distintas variantes reformadoras de occidente, no pueden comprender que la sociedad puede organizarse bajo el ordenador de las tradiciones ancestrales y la espiritualidad, de valores y principios, que desmientan el fatalismo histórico materialista y abran el camino a la construcción de una sociedad autoconsciente.
Pero la influencia creciente de estos procesos que conforman el núcleo duro de la resistencia que pone en jaque a los planes imperialistas, se mantendrá por un buen tiempo, y es un proceso natural que, como en el caso nuestro y de una serie de organizaciones, nuevas camadas de militantes honestos y luchadores, busquen en la claridad de su ejemplo, las fuentes de inspiración para la construcción de nuevos proyectos revolucionarios.

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