Por Gonzalo Getselteris*
Se cerró un nuevo año. Y, pese a que se cambia el calendario, hay muchas cosas que no se solucionaron cuando la gente reemplazó el almanaque 2013 por el 2014.
Cientos de pequeñas protestas, que llevan más de quince días, por los sucesivos e irresolutos cortes de luz en distintos puntos de Capital y el Gran Buenos Aires, van mostrando, aún de manera difusa y descoordinada, el agotamiento de la confianza de vastos sectores de la población en los funcionarios y las instituciones.
Se cerró un nuevo año. Y, pese a que se cambia el calendario, hay muchas cosas que no se solucionaron cuando la gente reemplazó el almanaque 2013 por el 2014.
Cientos de pequeñas protestas, que llevan más de quince días, por los sucesivos e irresolutos cortes de luz en distintos puntos de Capital y el Gran Buenos Aires, van mostrando, aún de manera difusa y descoordinada, el agotamiento de la confianza de vastos sectores de la población en los funcionarios y las instituciones.
La vergonzosa actitud asumida por los respectivos oficialismos, tanto de la Ciudad como de Buenos Aires y de la Nación, y la escasa o nula simpatía que tienen los vecinos por la autodenominada oposición, han redundado en papelones sufridos por distintos funcionarios al acercarse a los lugares de corte. Por caso, el más representativo, por lejos, es el ejemplo de Sergio Berni, quien se tuvo que ir apresuradamente, en medio de insultos, abucheos y reclamos airados de los vecinos. Berni se había acercado a un corte que se estaba desarrollando en Caballito, uno de los barrios más afectados de la Ciudad, y los vecinos no tardaron en personificar sus reclamos: si bien Berni, “por sí”, no es responsable de los cortes, es un fiel cumplidor de las órdenes de un gobierno nacional que se ha olvidado, así, sin más, de la existencia de votantes (perdón, quise decir de personas) sin luz hace quince días.
Otro caso emblemático es el de Juan Cabandié, quien tuvo que ir a reclamar auxilio al Comité de Crisis que funcionaba en la jefatura de la Policía Federal. Más explícito, "Me lo tienen que resolver porque la gente me está puteando", reclamó. Ante la búsqueda de respuestas positivas por parte de la gente, y soluciones concretas, el foco estuvo puesto en el diputado que, intercediendo, logró recuperar la luz para sus vecinos.
La empresa, como tantas otras, ante el reclamo, ha puesto a funcionar la maquinita, brindando un continuo número de reclamo, nunca atendido, desatendido o haciéndose la desentendida arguyendo “en esa zona figura que hay luz”… Nunca la responsabilidad es propia.
De Macri mejor ni hablar. Por lo menos, esta vez no fueron sus opiniones las que podemos analizar, ya que no tuvo tiempo de hablar. En medio de centenares de cortes, y luego de varios días de cortes de luz, con los consiguientes cortes de calles, Macri volvió de sus vacaciones para proponer un irrisorio cambio en el huso horario…
El resto de los funcionarios, solo atinó a esbozar una respuesta exculpatoria, buscando responsables en “el otro”. Durante los primeros días fueron los usuarios, hasta que se dieron cuenta de lo estúpido que resultaba esa afirmación. Y la modificaron por la de la “distribución” que habría fallado, por parte de la empresa. A todo esto, ellos mismos, en su carácter de Estado Nacional, con su dependencia específica ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad) no tienen nada que ver. Y la gente se cansó.
Fíjense que curioso que será esta modalidad de protesta que los vecinos apuestan a su propia fuerza, desconfían del parlamentarismo, aún mayoritario o de primeras minorías y, bajo con sus propias fuerzas, y su multiplicada bronca, protagonizan cientos de acciones más o menos espontáneas por cualquier lugar donde la luz está ausente más de tres horas.
*Organización para la Liberación Argentina, OLA
No hay comentarios:
Publicar un comentario