“Nuestro punto de partida es la propia fuerza y la
convicción de nuestras intenciones”
Con relación a las
bases político-ideológicas que sostiene
la OLA, ¿cómo definiría a la
organización Lautaro, desde que paradigmas se alimenta?
Nuestra organización busca ser ideológicamente sólida en
los principios y la vida de nuestros hermanos y hermanas, que deben luchar día
a día para resistir e ir despegándose de a poco de las desviaciones del mundo
actual, tratando erigirse en ejemplos de vida y de valores para los demás,
tanto en cuanto a sus relaciones familiares, sociales y afectivas, como en la
vida pública, política y social.
La construcción de nuestra fuerza se impulsa en una
sociedad atravesada por la descomposición, por lo tanto convivimos
cotidianamente con todo aquello que queremos cambiar, y la pureza de nuestros
fines y doctrinas no necesariamente están reflejadas en lo que somos
individualmente. De allí que lo importante es que la organización, como
elemento superior a cada uno de nosotros, nos vaya ayudando a ser mejores
personas y fieles revolucionarios, convencidos de que la lucha que damos
necesariamente debe afectar la transformación de nuestro propio entorno, de
nosotros mismos, buscamos generar, con la ayuda de Dios, una cantera de cuadros
revolucionarios integrales, técnica y espiritualmente preparados.
Hecha esa salvedad de principio, podemos afirmar que
nuestra lectura de la actual crisis capitalista y el proceso general de
decadencia y descomposición orgánica de la sociedad moderna y la consecuente
elección de “occidente”, es decir, su conformación civilizatoria, cultural,
como blanco estratégico en el terreno político; nos exige la construcción de
una respuesta integral al desafío planteado.
No debe distraernos que la acción política de la OLA en
términos estratégicos se circunscribe formal y materialmente a la
“jurisdicción” del movimiento nacional-popular latinoamericano, primariamente
argentino, y a las formas en que occidente institucionaliza su proyecto de
dominación en el continente y nuestro país en particular; esta lucha es hoy una
realidad más allá de nuestras propias narices, y se desparrama por todas las
geografías y pueblos del mundo sobre las que el pensamiento único de la
sociedad moderna ha difundido su racionalidad criminal.
Es inútil a esta altura del partido, desconocer la
existencia de un “choque de civilizaciones”, que para nosotros consiste en la
confrontación de occidente contra el resto de la humanidad, que se niega
saludablemente a verse reducida miserablemente al papel de sostén, como
convidada de piedra, del “estilo de vida” de una raquítica y enfermiza minoría
de la población mundial.
El fracaso de Occidente en garantizarse su propia
autosustentabilidad en relación fructífera con el resto de las civilizaciones y
culturas, lo ha llevado a esta etapa superior, en la que amenaza extorsivamente
a todos los pueblos del mundo y a la existencia de la humanidad misma, con la
combinación de una especie de mutación cancerígena cultural y el genocidio
abierto.
A disposición de este plan utiliza las herramientas que
le brinda su actual hegemonía económica, política y militar, de la cual surgen
proyectos de una irracionalidad fascista manifiesta, convirtiendo al mundo
entero en su “espacio vital”, apartheid planetario que impulsa el frente global
de las oligarquías.
Como consecuencia de esta voluntad, y ante la extensión y
peligrosidad del enemigo, nuestra lucha está
indisolublemente ligada al destino de todos los pueblos del mundo, y es
deber estratégico por lo tanto, construir lazos de amistad, integración y
asistencia mutua con todos los pueblos y naciones que resisten al imperialismo,
en especial con aquellos que llevan en sus entrañas propuestas culturales y
civilizatorias independientes y propositivas fundamentales para la convivencia
armónica y la construcción de una humanidad feliz, autoconsciente, solidaria,
libre y plena.
La diversidad de tradiciones, culturas y civilizaciones
existentes, con sus riquezas y aportes, son innumerables, conformando en su
conjunto un verdadero tesoro para la humanidad, del cual occidente puede tan
solo reclamar como propia una ínfima parte.
Muchas de ellas han sido truncadas trágicamente en su
desarrollo por la pretensión criminal occidental de supremacía, otras, han
sobrevivido con duras luchas y se han desenvuelto de manera independiente.
Algunas, profundamente arraigadas en la vida, el corazón y la razón de los
pueblos, y tras largos y duros períodos de resistencia, han sobrevivido gracias
a métodos de ocultamiento, aparentando superficialmente la aceptación de pautas
culturales impuestas y extrañas, sosteniendo en la intimidad de sus comunidades
resistencias culturales, torrentes civilizatorios y espirituales.
En términos políticos concretos, en la actualidad,
existen para nosotros dos experiencias insustituibles a tener en cuenta, la
revolución islámica y la revolución india en el continente.
Ambas resultan en procesos populares, de resistencia y
revolución, opuestas por el vértice a los modelos de sociedad de consumo en
todas sus variantes ofrecidos por el occidente senil. Son objetivamente, es
decir, más allá de consideraciones de valoración individuales, los puntos de
inflexión en el profundo terreno de la cultura en la lucha contra el
imperialismo en nuestros días; y a su vez, tienen la capacidad de irradiar y
contagiar a través de su ejemplo, nuevas búsquedas de construcción y
reconstrucción de identidades culturales nacionales y sociales, así como en la
revaloración de la dimensión espiritual de la naturaleza humana.
Al caracterizarse por la búsqueda abierta, responsable y
respetuosa del conocimiento en el marco del diálogo de culturas, estas
propuestas civilizatorias están en condiciones ciertas de promover y acompañar
los procesos de resurgimiento e integración, libres y soberanos de los pueblos.
Y cuáles son las
formas organizativas que impulsan estas raíces ideológicas? Son un partido político,
un movimiento, como desarrollan sus cosmovisiones y paradigmas en los
territorios?
En primer lugar, las cosmovisiones y paradigmas no son
nuestros, no estamos inventando nada nuevo, buceamos en tradiciones
ancestrales, en una espiritualidad que ha generado dinámicas comunitaristas con
respuestas en todos los órdenes; es desde ese convencimiento, y desde un cumulo de experiencias en nuestro
continente, con el aprendizaje de las expresiones de la resistencia previas y
posteriores a la constitución de los estados nacionales, las resistencias
indianistas a la invasión del continente desde las metrópolis europeas, las
guerras por la independencia libradas por nuestros patriotas para expulsar esta
injerencia en el continente y plasmar la independencia (por cierto inconclusa, y
de espaldas a nuestros hermanos y hermanas originarias), expresada esa lucha en
la “jurisdicción” nacional con el enfrentamiento de los gauchos federales a la
naciente oligarquía agroexportadora (responsable de la usurpación de territorios
ancestrales desde los planes de exterminio desarrollados por la élite
terrateniente enquistada en el estado), el surgimiento de los movimientos
nacionales, la organizaciones revolucionarias en la década del 60 y 70, la
resistencia al neoliberalismo durante los 90; en definitiva es también desde
los aciertos y limites expresados durante la larga marcha hacia la liberación,
que nosotros bregamos en la construcción de una fuerza que recupere la mística
militante desde un proyecto político-ideológico, y por supuesto desde las formas
orgánicas y de estructuras que consideramos necesarias para abordar al menos
las tareas tácticas del momento y de cara a las perspectivas estratégicas.
Por lo pronto les puedo decir que nuestra proyecto se impulsa
desde la fuerza política-cultural propiamente dicha, y por otra parte las
construcciones sociales, sindicales y juveniles con nuestros frentes de masas,
sin mayores diferencias en cuanto a las luchas reivindicativas de lo que
moviliza al resto de las fuerzas, pero si encaminadas nuestras construcciones a
instalar en los territorios lo que llamamos “tensiones constituyentes”,
experiencias que buscan ser expresión del poder indianista, núcleos del
socialismo comunitarista que buscamos recuperar en pueblos y comunidades, esta
estrategia implica por supuesto la movilización y la lucha por el control de
los recursos naturales, energéticos y alimentarios, incluidos el aire y el
agua, allí donde nos organizamos.
Hace algunos años abordamos la discusión en base a un
presupuesto teórico desde la noción –con la cual nos identificamos- según la
cual el movimiento espontáneo del pueblo (y la inercia asamblearia de gran
parte de sus organizaciones) no superaría por sí mismo los límites
reivindicativos, por lo cual la concepción y aptitud para la batalla cultural y
revolucionaria debía provenir de los elementos más conscientes (aunque no
exclusivamente), organizados en ámbitos específicos nacionales, provinciales y
regionales. Pero como esta noción,
si se
quiere de revaloración de la conducción política, de “estado mayor”,
fue vilipendiada por buena parte del activo
militante de las últimas décadas, legitimada por el personalismo de su
dirigencia, y arrojada al costado, asumirla nos condena a un aislamiento
relativo que se transformaría en absoluto sin una lucha constante en todos los
sentidos, sobre todo en las propias filas.
Por esa
autodeterminación que ustedes buscan constituir donde se organizan y las formas
y la decisión con que desarrollan la lucha, algunos sectores políticos tradicionales
los han cuestionado por no respetar las instituciones y la democracia.
Hace años, algunos de nosotros siendo muy jóvenes, nos
movilizamos al grito de "que se vayan todos, que no quede ni uno
solo", desde la OLA hemos heredado y asumido como voluntad política el
mismo planteo, y más aún, no queremos modelos políticos heredados de las
potencias que ocuparon el continente hace más de 500 años, modelos que hoy
también alimentan la colonización cultural, la democracia está en boca de un
montón de políticos que no dudaron en golpear los cuarteles cada vez que
quisieron garantizar la defensa de la oligarquía nativa, la democracia es el
modelo político del que se valen los corruptos para intentar legitimar con el
voto sus negociados, sus alianzas espurias. Nos impusieron una forma de
organización de la vida y la comunidad que llaman democracia, que en nuestro
continente se ha plasmado con vigencia como modelo político desde hace apenas
unas cuantas décadas, manteniendo una herencia más de las muchas que nos ha
dejado la colonización cultural. Pero aquí hubo formas organizativas
ancestrales, tradicionales formas de realización de las formas de vida en toda
su dimensión, desde el equilibrio sostenido por las comunidades; si hay un
modelo político al que prestamos atención y por el luchamos buscando su
realización, ese es el socialismo comunitarista, una construcción que está
sujeta a una revisión constante y que no se materializara desde nuestra llegada
al gobierno, sino que desde ahora debe ir impulsándose con el renovado esfuerzo
de cada hermano y hermana que se suma, desde cada pueblo y comunidad que no se
dispone a dejar en manos del estado liberal lo que debemos resolver por
nuestras propias manos.
Por otra parte, lo que digan o intenten deslegitimar con
la judicialización y la represión nos tiene sin cuidado, las formas de lucha
adoptadas por los revolucionarios, por los independentistas, han sido siempre
cuestionadas por los mismos sectores que nunca vieron con buenos ojos el
tránsito de la política por fuera de los cánones de la democracia liberal o los
golpes de estado acordados en los cuarteles. Los partidos políticos
tradicionales, son expresión del legalismo apátrida, tolerantes de las
intervenciones imperialistas y sus socios nativos, pero dispuestos y prestos
siempre a emitir juicios contra la obra de la liberación por la que se
sacrifican los pueblos y sus conducciones.
Cómo se plasma en
lo cotidiano ese poder del pueblo que se busca constituir desde la Organización
Lautaro?
Como todo proyecto revolucionario, nuestro punto de
partida es el apoyo en nuestras propias fuerzas y la convicción de la justeza
de nuestras intenciones, sin organización que convoque a la rebelión contra los
opresores nativos y del extranjero difícilmente se pueda plasmar un modelo
justo, no habrá proceso constituyente y revolucionario de otra nación desde las
meras propuestas de un programa huero.
Las dinámicas de construcción, el desarrollo y
sostenimiento de las experiencias de poder propio en reciprocidad y complementariedad,
con expresiones comunitaristas que sostengan en lo cotidiano la batalla
cultural como estrategia revolucionaria, un puñado de hombres y mujeres que
hagan de la organización y su autogobierno el espacio fundacional de un nuevo
modelo civilizatorio.
Con mucho esfuerzo vamos convocándonos, con la razón y el
corazón dispuestos, impulsando un proyecto de poder real, no sin dificultades
por supuesto, pero convencidos que por allí transitamos en la generación de
espacios de territorialidad propios, reales en cuanto a la resolución de
demandas que tanto el estado como la sociedad en general no contemplan, y que
entendemos solo pueden ser abordadas desde la solides ideológica y las
herramientas políticas-sociales idóneas, una expresión popular que se erija con autoridad desde lo que
genera, entendiendo que desde cada “laboratorio social” que generamos vamos
impulsando aspectos fundamentales de nuestra estrategia hacia la verdadera liberación,
aspectos no meramente políticos o económicos,
y que necesitamos ir abordando desde ahora en cada sector de nuestro
pueblo receptivo a nuestras propuestas y que va dando pasos en organizarse con
nosotros.
Ustedes son
críticos de la modernidad y su directa influencia en la organización de la
vida.
La modernidad, sus significantes, y si se quiere su
formulación política y económica más extendida, el capitalismo, con su
organización de la vida, sus instituciones, su materialismo manifiesto, ha
hecho del mundo un lugar inhabitable, al punto que todo las corrientes científicas,
filosóficas y espirituales advierten sobre el pronto colapso que se avecina en
el planeta; el consumismo, los vicios, la superchería colonizante en
desplazamiento de la espiritualidad, buscan arrasar con las principales
resistencias culturales, arrasar de una vez y para siempre con nuestro tradicional
y ancestral modo de vida, contrario a esa maquinaria destructiva que es
occidente, con sus planes de exterminio y saqueo sobre nuestros pueblos,
implementado el genocidio cultural con voracidad, gobierno tras gobierno,
reproduciendo también desde los estados circuitos de la economía criminal que
dan promoción y participación a los sectores más descompuestos de la sociedad.
¿Cuál es el
diagnóstico que la OLA hace sobre
nuestra región en lo que se refiere precisamente al avance de la criminalidad,
y desde donde se expresan las principales resistencias a este flagelo
extendido, como usted sostiene, por la élites internacionales?
Los carteles del narcotráfico y las redes de trata, se
desarrollan y extienden a pasos acelerados, esto es parte de lo que la élite
internacional quiere para nuestros pueblos. Hay que saber que la economía
mundial se mueve en primer lugar por el narcotráfico, la trata de personas y el
tráfico de armas, a ojos vista, estos son los crímenes que generan las
fundamentales divisas que dan funcionalidad a su vez a la llamada
"comunidad internacional", ONU, OTAN y organismos por el estilo,
participan directa e indirectamente de todo esto. Pero estas mafias son
posibles por la naturalización e indiferencia que existe en amplios sectores de
la población, que no terminan de involucrarse en la resolución del problema, de
hecho siguen depositando expectativas en los responsables locales de este
flagelo, fuerzas de seguridad y partidos políticos tradicionales. Sin embargo, hay
reservas morales que genera la reacción de los pueblos, muestras de solidaridad
y compromiso extremo, la organización y justicia de las comunidades en
respuesta a las mafias que buscan ocupar nuestros territorios, la autogestión y
autodeterminación frente al narco-estado-policial, y diversas formas de
intervención espontáneas que solo con la organización del pueblo desde sólidos
valores pueden tener continuidad y hacer un verdadero frente de lucha contra
los circuitos de la economía criminal, que afecta sobre todo a los sectores
populares, a los sectores más humildes, a los más vulnerables.
Necesitamos una fuerza ideológicamente sólida para darle
real batalla a estos sectores organizados del crimen. En el mismo sentido
debemos observar lo que sucede más allá de nuestras propias narices, la llamada
"comunidad internacional", representa su papel, generando sus
movimientos de injerencia e invasión con precisión, y en nombre de los
"derechos humanos" y la "ayuda humanitaria" ataca y
bombardea pueblos y naciones, los intervienen con fuerzas impostadas,
mercenarios y sicarios entrenados y financiados por sus agencias de
inteligencia. Por eso también es tan importante observar el ejemplo que da al
mundo la resistencia islámica en Oriente Medio y Asia, la verdadera, la de
Irán, el Hezbolah libanes, las fuerzas patrióticas sirias, el Ansarola yemení,
y por supuesto nuestra Palestina, la de la Resistencia, y no me refiero tan
solo a la Resistencia armada, militar, que por cierto es clara, necesaria y muy
sólida, sino por sobre todo a una tradición que choca de lleno con la
modernidad y el materialismo decadente al que nos arrastran las principales
potencias, sin dudas que allí, en esa espiritualidad del sacrificio, en los
hijos de Hussein, el mártir de Karbalá, hay una esperanza para la humanidad
frente al apartheid planetario al que nos quieren llevar las potencias
occidentales. Como también está latente esa esperanza en la potencialidad
espiritual y cultural de nuestros pueblos indios del continente de Abya Yala,
sus formas organizativas y de justicia comunitaria, su cultura ancestral, son
un claro ejemplo del que aprendemos todos los días.
En este contexto
qué importancia tienen la lucha reivindicativa y la lucha en defensa del
territorio y el patrimonio nacional?
Es de fundamental importancia la articulación entre la
lucha cotidiana por mejorar las condiciones de vida con la lucha política,
orientando cada esfuerzo que se realiza en dar una perspectiva de liberación
para nuestro pueblo, desde las
experiencias de lucha y organización que se van plasmando en cada lugar debemos
genera dinámicas constituyentes con fuerte arraigo territorial, dando la luchas
sectoriales y reivindicativas que se nos presenten pero desde un proyecto
integrador que nos convoque a dar una lucha de liberación, plasmando un
proyecto de poder propio.
En ese sentido la autodeterminación y la defensa de los
territorios son elementos sustanciales, ya que hoy nos encontramos frente a
fuerzas de ocupación arrasando nuestros bienes comunes, saqueando nuestros
recursos naturales, forzando el desplazamiento de pueblos y comunidades,
privándolos del autosostenimiento y la soberanía alimentaria, como así también
de sus vivencias culturales, organizacionales y espirituales, desde la
connivencia de los tres poderes del estado con las multinacionales y
trasnacionales, que sostienen su expansión sobre nuestros territorios apoyados
por las fuerzas narco-sociales amparadas desde los gobiernos.
Ante esta agresión planificada por la élite global y la
oligarquías nativa, debemos lograr sostener articulaciones entre los más
diversos sectores, pero claro está, se hace cada vez más evidente que la lucha
que damos hay que extenderla con mayor decisión y combatividad, porque mientras
nos movilizamos, gestionamos y denunciamos, el modelo extractivista continua
avanzando con voracidad manifiesta.
Hace un tiempo, pocos meses después de ser fundada la Lautaro, ustedes participaron en la provincia de Jujuy de las elecciones con un muy buen resultado, ¿qué ha sucedido para que no vuelvan a presentar una opción electoral que agrupe a distintos sectores, incluso nacionalmente, como lo intentaron aquella vez?
Por un lado hemos optado por la construcción de fuerza propia, poniendo nuestros esfuerzos fundamentalmente en la extensión de nuestra política desde las herramientas sociales e institucionales que venimos impulsando, atendiendo también a la construcción y desarrollo de la Organización para la Liberación Argentina a nivel nacional, objetivo que podríamos haber sostenido también desde un armado electoral, pero por distintos motivos finalmente decidimos relegar nuestra participación en las elecciones.
El problema de este lado con algunos sectores del campo popular, es que se siga pensando que la izquierda por el solo hecho de ser “la izquierda”, sea revolucionaria o siquiera algo mejorcito, estas son algunas de las muchas cosas que se hacen mal; para nosotros no es la unidad de la izquierda lo que se necesita, ni tampoco sostenemos que el problema de las sociedades actuales sea meramente político o económico, lo que hay que arreglar no se podrá resolver desde el materialismo filosófico o práctico que promueven las corrientes liberales y la izquierda; necesitamos la unidad de los revolucionarios más consecuentes, y por otra parte hacerlo desde una revalorización del pensamiento de Nuestra América Profunda, desde nuestras raíces indias y atendiendo fundamentalmente al influjo de sabidurías perennes y al Pensamiento Tradicional, necesitamos parar una fuerza revolucionaria y espiritual que nos interpele como sociedad, nosotros decimos que hay que concebir a “la organización como espacio fundacional de un nuevo modelo civilizatorio”, en esto necesariamente hay que darle su lugar a lo Trascendental, aquello que el Pensamiento Tradicional da el nombre de Verdad Primordial . El mundo actual, y nuestro accionar político y cultural en esta región del continente no puede distraerse de esto, esta desgarrado por las nefastas consecuencias que ha generado la perversión y descomposición general del modelo civilizatorio del occidente moderno, y hacia allí hay que apuntar con nuestro accionar.
Por otra parte, en nuestro país esa izquierda es una veleta, algunos funcionan como aliados de los sectores más reaccionarios de lo que ha sido el kirchnerismo, expresando su bendición a las mafias narco-sociales que se han montado, como se ha logrado efectivamente en la provincia de Jujuy, o acompañando el "vedettismo" propio de las "progresias" locales obnubiladas por la Europa moderna y liberal, esas democracias de mercado que tanto defienden los "revolucionarios locales", sin embargo esa izquierda sin empacho a nivel nacional ha llamado lisa y llanamente a que EEUU invadiera Venezuela, sosteniendo críticas al gobierno de Maduro en sintonía con los planes de Washington, o desconociendo en sus análisis la gran obra del Comandante Chávez, o los procesos populares con sus contradicciones y retrocesos del Estado Plurinacional de Bolivia y la Revolución Ciudadana de Ecuador, el nicaragüense con Ortega o el rol dignísimo de la Cuba Revolucionaria. No, nuestra fuerza no es parte de esas construcciones y es absolutamente crítica del rol de la izquierda en Argentina, sobre todo la izquierda trotskista, con la que no compartimos proyecto de ningún tipo. Nuestras políticas de construcción y unidad responden a una perspectiva estratégica que está vinculada a un ideario que es por sobre todas las cosas indianista y patriótico, rescata las experiencias del nacionalismo revolucionario, es decir bregamos por una construcción desde nuestras propias raíces.
Cuando ustedes proponen convocar a las fuerzas más consecuentes, ¿a que
propuesta las convocan específicamente en esta etapa?
Sosteniendo un programa de
acciones que busca la organización y el protagonismo de los mejores hombres y
mujeres de nuestra patria, los campesinos y productores pobres, los
trabajadores de las ciudades, los jóvenes que asumen con audacia su lugar en la
historia, los profesionales y estudiantes comprometidos con su pueblo, las
comunidades que afirman su cultura y la defienden. Para ello buscamos
conmocionar la realidad nacional reconfigurando el mapa político junto a las
fuerzas más consecuentes, expresión que buscamos sintetizar impulsando desde
las fuerzas del pueblo organizado un cambio de fondo mediante la convocatoria a
un proceso constituyente revolucionario bajo una constante movilización popular
y ciudadana, algunos de los puntos más destacados de esta propuesta se resumen
en los ejes que hemos expresado ya hace algún tiempo en nuestro llamamiento “La
definitiva independencia será creación de los revolucionarios y el pueblo”,
desde donde buscamos el encuentro de objetivos comunes fundamentales con las
fuerzas más consecuentes de nuestra patria.
Por la importancia que
adquiere la posibilidad de este rumbo para el futuro del país y en la
perspectiva estratégica de las fuerzas del pueblo y sus organizaciones, es que
proponemos como los ejes más importantes sobre los que debiera girar el proceso
constituyente y revolucionario: la Nacionalización
de los Recursos Naturales, la Soberanía
alimentaria, la Reforma Política y profundización de la participación ciudadana,
la Seguridad, el Reparto de ganancias y la libertad sindical, la Economía Social, el Restablecimiento pleno de los derechos sociales y ancestrales, el Narcotráfico y tráfico de personas
abordándolos como elementos modernos de desintegración y corrupción social,
nacional e institucional, la Defensa Nacional, una Posición Internacional Soberana e
Integracionista.
Es decir que proponemos sin
medias tintas desandar el neoliberalismo y sus terribles consecuencias sobre la
base de un proyecto de país diametralmente enfrentado al desarrollo y el
progreso que promueve el capitalismo, un proyecto estratégico de largo plazo
cuyas bases deben surgir de experiencias ancestrales como las del suma qamaña,
el küme mongen, revitalizadas en la organización y lucha indígenas actuales, y
hacia la invención del socialismo comunitarista del siglo XXI, que solo será posible con el
protagonismo y la movilización de nuestros pueblos enfrentando al imperialismo
y sus socios nativos.
En las construcciones sociales ustedes impulsan mecanismos de revisión
sobre el trabajo que realizan, eso hemos visto en las barriadas populares desde
la Corriente del Pueblo y el movimiento juvenil.
Hemos tenido indistintamente
experiencias, algunas más desarrolladas que otras, pero lo cierto es que en los
últimos 3 años desde lo que llamamos “la aplicación de las 3R”, como mecanismos
metodológicos de crítica y autocrítica, hemos achicado, ordenado, crecido,
vuelto a achicar, y reorientado una y otra vez nuestras fuerzas sociales a que se
encaminen a impulsar una expresión real de poder popular y no meramente un
órgano para darle masividad a las movilizaciones; sin dudas la Revisión, la
Rectificación y el Reimpulso se orientan a un crecimiento cualitativo por
encima de cualquier otra premisa, con nuestras Áreas de la Corriente del
Pueblo, desde las funciones de gobierno que sostienen en los barrios, buscamos
que sean una muestra de hacia dónde vamos con la Organización Lautaro, allí
donde nos organizamos buscamos gobernar y autogobernarnos, lo mismo intentamos
impulsar desde las experiencias juveniles barriales, y con campesinos y
productores en las localidades donde vamos organizándonos; mecanismos
metodológicos de crítica y autocrítica que aún están lejos de tener la
funcionalidad que se busca, pero sin dudas vamos encaminados en que así sea.
Mirando lo que
pasa en nuestras sociedades podemos afirmar que el planeta está al borde de un
colapso. Como analiza la Organización Lautaro las causas que nos han llevado
hasta aquí y que opciones ve para el futuro de la humanidad y la sobrevivencia
del resto de las formas de vida?
En términos históricos podemos afirmar que la humanidad
atraviesa una dura y compleja crisis civilizatoria evidenciada por el fracaso
del intento de imposición de lo que entendemos se expresa desde el proyecto-mundo
de occidente, hoy encabezado agresivamente por el eje militarista
sionista-americano, sostenido ideológicamente por Europa y políticamente por
las elites de las potencias emergentes, regionales o de segundo orden.
La matriz cultural materialista, consumista y hedonista,
expresada al extremo por el capitalismo salvaje y desarrollista, ha puesto a
nuestros pueblos al borde del abismo arriesgando incluso la supervivencia de la
especie con la destrucción irracional del planeta, nuestro medio ambiente.
La insustentabilidad manifiesta de este modelo de
relación entre los hombres, y de estos con la naturaleza, es harto evidente
para los mismos agentes del actual orden internacional, que a través de
naciones unidas y organismos por el estilo, alertan sobre una serie de crisis
encadenadas y simultaneas que ponen en peligro a la especie.
Crisis es la palabra que define un probable final de
época: crisis económica, financiera, política, social, inmigratoria,
demográfica, alimentaría, energética, ambiental, sanitaria, etc.
En este marco de descomposición, las potencias arrogantes
se encierran ciegamente en sus propios intereses y van delineando un nuevo
programa de reformas agresivas que den cuenta de una realidad escandalosa: como
el sistema no puede integrar a todos, la forma de salvarlo consiste en
“achicar” el mundo, descartando a miles de millones de personas del juego del
“progreso” y la supervivencia.
Tal estrategia implica la lucha por el control de los
recursos naturales, energéticos y alimentarios, incluidos el aire y el agua,
que justifican agresiones aberrantes a los pueblos en nombre del interés
humanitario y el equilibrio internacional.
Las guerras del petróleo y el gas, más la presión sobre
las comoditties alimentarias y los avances diplomáticos para la
internacionalización del amazonas y las reservas de agua dulce entre otras,
junto a la promoción de la barbarie y el genocidio planificado como formas de control
social sobre los pobres y oprimidos del mundo, marcan el rumbo de una agenda
compartida por los países centrales.
La realidad aberrante de que el narcotráfico, el tráfico
de armas y la trata de personas, incluyendo la explotación sexual de niños y niñas,
sean los pilares más redituables del comercio internacional del mundo
“civilizado”, demuestra el escenario de perversión, decadencia y depravación
que caracteriza al actual estado de cosas.
Un frente global de las oligarquías se alza contra los
pueblos bajo intereses verdaderamente siniestros sustentados en una cultura
civilizatoria que por bárbara e irracional, es profundamente inhumana.
Sin embargo, no está claro que la maldad gane la partida
puesto que la crisis y la opción del holocausto, lleva a los pueblos a buscar
caminos que ofrecen evitarlo, recuperando la capacidad soberana de construir la
esperanza de un futuro de paz, armonía y justicia.
De allí el renovado impulso y protagonismo de
alternativas civilizatorias a una matriz occidental que ha fracasado en
resolver los problemas que ella misma genero a lo largo y ancho del planeta.
Referimos esta responsabilidad y posibilidad
principalmente a la potencia política estratégica de los ejes socioculturales
representados por las cosmovisiones indigenistas en nuestro continente e
islámica en el mundo, que por su capacidad de disrupción sobre las matrices
culturales que determinan las actuales pautas de socialización, producción,
distribución y consumo que ponen al planeta y al ser humano al borde del
colapso, pueden ser fuentes iniciáticas del gradual viraje hacia una
reconfiguración completa y sana de la relación entre el hombre y la naturaleza,
la integración responsable de las relaciones sociales y nacionales, así como la
construcción de una nueva matriz del progreso, paz y felicidad para nuestros
pueblos.
No obstante aún existe una fuerte reticencia en gran
parte de las elites intelectuales y dirigenciales de nuestros pueblos -el
nuestro en particular-, que formadas en las distintas variantes reformadoras de
occidente, no pueden comprender que la sociedad puede organizarse bajo el
ordenador de las tradiciones ancestrales y la espiritualidad, de valores y
principios, que desmientan el fatalismo histórico materialista y abran el
camino a la construcción de una sociedad autoconsciente.
Pero la influencia creciente de estos procesos que
conforman el núcleo duro de la resistencia que pone en jaque a los planes
imperialistas, se mantendrá por un buen tiempo, y es un proceso natural que,
como en el caso nuestro y de una serie de organizaciones, nuevas camadas de
militantes honestos y luchadores, busquen en la claridad de su ejemplo, las
fuentes de inspiración para la construcción de nuevos proyectos
revolucionarios.