domingo, 12 de abril de 2015

Resistencia Mapuche en Chile y sur de la Argentina - Comunicado OLA

La lucha por la tierra frente a la injerencia extranjera, la represión y el crimen como políticas de estado.


OLA-Organización para la Liberación Argentina


 

Generaciones mapuche pewenche han sostenido una misma lucha  e invitan a la sociedad no mapuche a la comprensión de un conocimiento milenario vivo e indispensable para alcanzar el küme mongen (buen vivir), basado en el equilibrio entre las personas y la naturaleza; y que persiste incluso bajo la amenaza y las agresiones de un estado que no ha sabido integrar y dar su correspondiente lugar a las comunidades.

La continua y permanente absorción y despojo por parte de la colonia, se ha actualizado con las nuevas formas de dominio que generaron los nacientes estados nacionales al finalizar las guerras de independencia, las nuevas naciones conducidas por la elite dominante sostienen hasta nuestros días el pensamiento de la conquista, y sus propuestas políticas económicas, así como su cultura impostada, dan continuidad al plan de exterminio de nuestros hermanos y hermanas, y a la ocupación y el saqueo de nuestros territorios, cuyas riquezas son codiciadas por las trasnacionales del saqueo asociadas a los estados, a los negocios inmobiliarios de funcionarios, y a la ocupación geográfica de las redes del narcotráfico y la trata de personas.

  
Pero el escenario más grave es el que se presenta frente a la injerencia en estos conflictos territoriales y de derechos históricos ancestrales, de las superpotencias, y su desarrollo regional en los planes de apartheid global que impulsa principalmente el eje sionista-americano en nuestro continente al igual que en otros lugares del mundo.

Quienes hablan de multiculturalidad, de derechos de las comunidades, quienes ante las tribunas internacionales sostienen críticas al nuevo orden mundial en marcha, sostienen fronteras adentro la aniquilación sistemática, la persecución y expulsión de nuestros hermanos y hermanas de sus territorios, la captura y condena, las agresiones a líderes comunales, atentados selectivos contra werken, caciques, lonkos y qarashes, operaciones encubiertas junto a los órganos de inteligencia de la elite global, quienes ya actúan en los territorios con acciones selectivas que buscan lesionar las dinámicas de la resistencia, y la vinculación de los grupos más organizados con el conjunto de las comunidades en lucha en todo el continente.

En la Argentina, las guerras de la independencia las condujeron patriotas con un ideario profundamente indigenista, así fue al menos la construcción y la visión sanmartiniana y belgraniana, pero vieron ya en sus últimos años como las elites nativas condujeron a los nacientes estados nacionales hacia la plataforma de una oligarquía nativa obnubilada con la Europa de la que nos habíamos liberado, y con un marcado desprecio a nuestras raíces (años después el planteo y las luchas de las montoneras federales sería muy claro al respecto). Programa oligárquico materializado con las grandes campañas de exterminio y con la instalación del modelo agroexportador, surgido para la obtención de grandes extensiones de tierra, acumulación de capital en bienes por parte de esa élite feudal y gobernante, así fue que los planes de limpieza étnica se realizaron asegurándose el reparto de las tierras robadas, haciendo de la tierra una mera mercancía, alimentando su ciclo productivo con mano de obra esclava indígena.

Los sobrevivientes a la colonia y al surgimiento del estado fueron despojados sistemáticamente de sus territorios ancestrales y enviados a la explotación de los recursos saqueados, otros enviados al ejército como fuerza de choque, muchos otros se convirtieron en peones de campo a cambio de un plato de comida, otros fueron "privilegiados" como mano de obra del servicio doméstico para la naciente oligarquía. Y claro está, hubo y hay muchos otros que mantuvieron viva una tradición de resistencia, con valores y virtudes, que hoy día continúan siendo un faro de luz para nuestras sociedades en crisis.
  
Este mismo estado sin raíces en la verdadera y profunda historia de nuestros pueblos y comunidades es  el que de la mano de Michel Bachelet ha solicitado la intervención de Estados Unidos, evidenciando que el espionaje norteamericano es junto a las fuerzas represivas de Chile quien combate al pueblo mapuche, así como sucede en Paraguay con la participación de la Mossad en respuesta a la lucha campesina indígena, así como se desarrolla de forma creciente en la Argentina la represión abierta y selectiva desde la articulación de grupos vinculados al narcotráfico, fuerzas de seguridad tradicionales y sectores civiles vinculados a los feudos provinciales, en connivencia con el poder político y judicial.

La colonización cultural al día de hoy niega los derechos ancestrales a pueblos y comunidades preexistentes, cuya sobrevivencia, lucha y resistencia son la posibilidad cierta de sobrevivencia para los ecosistemas y por ende de todas las formas de vida.


Ante esta realidad que se cierne sobre la geografía de nuestro continente, con exploraciones y ocupaciones graduales de la entidad sionista avaladas por los estados, con injerencia de la CIA y la Mossad en los conflictos internos, con resistencias culturales, organizativas y de proyecciones políticas lideradas por identidades y tradiciones ancestrales, con articulaciones que se proyectan hacia todo el continente, es que se hace absolutamente necesario concentrar esfuerzos para la comprensión del complejo mapa que van ideando para la región las principales potencias y sus socios nativos,  proyectando estrategias de mediano y largo plazo que nos encuentren con alternativas no solo de resistencia y defensa en nuestros territorios, sino de articulación y acercamiento con sectores de la sociedad que ante la crisis civilizatoria en curso puedan encaminarse contenidos en una propuesta político-cultural que sostenga una sabiduría perenne.

Desde paradigmas nacidos de la “tierra floreciente”, la región de Abia Yala, con formas organizativas propias, con modelos comunales de economía y justicia, con reciprocidad y complementariedad que nos hermanen con la naturaleza, encaminados al encuentro de una humanidad plena, con raíces profundas en la naturaleza, de resistencia extendida y unificada ante la voracidad del materialismo manifiesto de la elite global.

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